Argentina ha recibido del Fondo Monetario Internacional el mayor paquete de préstamos de la historia, destinado a apuntalar las precarias finanzas del país: la friolera de 57.100 millones de dólares que se desembolsarán en los próximos tres años.
“Este es el préstamo más grande en la historia del FMI”, dijo la directora del fondo, Christine Lagarde, el miércoles cuando se anunció el acuerdo final de préstamo en Nueva York.
Una gran inyección de dinero
El préstamo -de los cuales 15.000 millones de dólares ya han sido recibidos por Argentina- viene con condiciones estrictas, incluyendo el compromiso de un déficit cero para 2019.
Argentina había obtenido inicialmente 50.000 millones de dólares en un acuerdo alcanzado en junio, después de que el país sudamericano sufriera una crisis monetaria, una carrera sobre el peso y una inflación de dos dígitos. El ministro de Economía, Nicolás Dujovne, dijo que en el último minuto el FMI acordó aumentar el paquete de préstamos en 7.100 millones de dólares.
Lagarde dijo que como parte del acuerdo, el banco central argentino había acordado intervenir en los mercados de divisas sólo en caso de circunstancias extremas y que el nuevo monto ayudaría al gobierno argentino a enfrentar sus desafíos. El acuerdo sólo permitirá que el banco central de Argentina intervenga para estabilizar su moneda si el peso se deprecia por debajo de 44 pesos por dólar. Actualmente se encuentra a 39 pesos por dólar después de haber perdido el 50% de su valor desde el inicio del año.
Un acuerdo muy bien recibido
El acuerdo fue anunciado apenas un día después de que el presidente del Banco Central de Argentina, Nicolás Caputo, renunciara inesperadamente, según se informa, después de desacuerdos con la directriz del FMI que limitaba la futura intervención del banco para rescatar el peso. Miles de argentinos se unieron a una huelga nacional el martes para protestar contra la agitación económica y las medidas de austeridad de Mauricio Macri.
La mayoría de los argentinos culpan a la institución internacional de crédito por alentar políticas que condujeron a la peor crisis económica del país, en 2001, que sumió a millones de personas en la pobreza. El FMI ha admitido que cometió una serie de errores que contribuyeron a la implosión económica.
Un informe de 2004 de la unidad de auditoría interna del FMI llegó a la conclusión de que no proporcionaba suficiente supervisión y sobreestimaba el crecimiento y el éxito de las reformas económicas, mientras que seguía prestando dinero a la Argentina cuando su carga de la deuda se había vuelto insostenible.