Hay personas que se convierten en ídolos gracias a sus contribuciones al arte, al deporte, a la cultura… Personas que se hacen muy conocidas y queridas por todo el mundo. Y luego están las leyendas, que nacen cada muchos años y que cambian por completo la visión del mundo y de la sociedad gracias a su talento, a su carisma, a todo lo que ofrecen. Diego Armando Maradona fue y será siempre una leyenda, incluso un Dios para algunos, que le consideraban una auténtico mesías, una razón por la que disfrutar de la vida y del deporte. El siempre controvertido jugador argentino maravilló al mundo en los años 80 con su fútbol de otro planeta, convirtiéndose para muchos en el mejor jugador de la Historia de este deporte.
Su caída a los infiernos, por culpa de la droga y las polémicas, le alejaron de la imagen típica que la sociedad busca en una leyenda de este tipo. Un hombre sin mancha, sin polémicas de ningún tipo. Maradona no era así, pero tal vez por eso, por sus imperfecciones y sus claroscuros, la gente se sentía mucho más apegada a su figura. Era un dios en la cancha, y una persona totalmente humana, con sus errores y sus aciertos, fuera de ella. La noticia de su muerte, ocurrida el 25 de noviembre del pasado 2020 después de una época de graves problemas de salud, conmocionó por completo a todo el mundo, pero especialmente a su nación, Argentina, donde era considerado un auténtico ídolo. Su vida había sido un cúmulo de altibajos, éxitos increíbles y también muchas sombras, pero al final queda la persona, la leyenda, el mito, y así es como Argentina ha querido despedirse de su mayor ídolo.
El fallecimiento de un ídolo
Diego Armando Maradona era mucho más que un simple deportista. Por su carisma, por su talento, por hacer cosas que nadie se atrevía en un campo de fútbol, por conseguir auténticas proezas como llevar a Argentina a ganar la Copa del Mundo en 1986, con actuaciones absolutamente inolvidables como aquel partido contra Inglaterra, el de La Mano de Dios y el mejor gol que se recuerda. Maradona logró convertirse en un auténtico mito para los argentinos, que tenían en Diego a esa figura heroica que les había conducido a la gloria. Su preocupante salud era continuo motivo de charlas en la prensa argentina, pero aun así, y sabiendo que estaba muy delicado, la noticia de su muerte fue un jarro de agua fría para sus seguidores, que se cuentan por millones en todo el mundo. Los más cercanos, los argentinos, lloraban desconsolados por la muerte de su mayor leyenda.
Polémicas tras la muerte de Maradona
Maradona era, como ya hemos dicho, un jugador atípico, tanto por su talento como por su propia forma de vida. Fue condenado deportivamente en varias ocasiones por consumo de drogas, una de ellas en pleno Mundial de 1994, el punto de declive de su carrera. El Pelusa siempre dio la cara y jamás se escondió para hablar de sus adicciones o de su vida privada, que igualmente era mostrada por todos los noticiarios y periódicos de su país, ya que su imagen siempre vendía. Tanto es así que incluso en su muerte, Maradona sufrió una gran polémica cuando las fotos de su cuerpo ya sin vida fueron filtradas a los diarios y televisiones, muchos de los cuales declinaros mostrarlas por respeto, pero otros sí que lo hicieron. Los propios fans querían estar cerca de su ídolo en su último adiós y su funeral, en plena pandemia Covid, también levantó muchísima polémica.
Descontrol en mitad de la pandemia
Cuando una persona tan importante y popular como Maradona fallece es lógico que la gente quiera despedirse de él. De hecho, el gobierno de la nación argentina, conocedor del impacto que este suceso iba a tener en la población, prácticamente organizó un funeral de Estado para el Pelusa. Por más que se pidió calma y responsabilidad a la población, los seguidores de Maradona inundaron las calles cercanas al lugar del sepelio para despedirle. Se calcula que más de un millón de personas se agolparon en la Casa Rosada, sede del gobierno, para dar el último adiós a su ídolo, durante dos días seguidos, en avalancha, en continuo goteo, con los peligros que eso supone en un momento como el que estamos viviendo con la pandemia del Covid, que nos hace evitar siempre las aglomeraciones. El sentir popular parecía estar por encima de todas esas precauciones.
Desconsuelo y homenajes
Las imágenes de los seguidores del Pelusa haciendo vigilia en los estadios donde había jugado en Buenos Aires, La Bombonera y el de Argentinos Juniors, eran absolutamente desgarradoras. Es complicado entender el sentir de una afición que seguramente jamás conoció en lo personal a Diego, pero que le mantenía en un altar, pese a todas sus sombras. Maradona recibió numerosos homenajes oficiales, empezando por su propia capilla ardiente ubicada en la sede del Gobierno de la nación, y la declaración de tres días de luto oficial en todo el país. Se había marchado un mito y en todo el mundo se recogían palabras de ánimo, cariño y desolación por la muerte de tan insigne jugador. El mundo del fútbol lloró a Maradona durante toda esa semana, y en muchos campos se guardó un minuto de silencio en su memoria. La vida pública de Diego Armando Maradona ya no era la misma desde hacia un par de años, cuando las enfermedades ya estaban mermando demasiado su salud. Sin embargo, la despedida del mito debía ser por todo lo alto.
La despedida
El féretro con los restos mortales de Diego Armando Maradona permaneció dos días completos en la Casa Rosada, sede del gobierno de Argentina en Buenos Aires. Por allí pasaron cientos de miles de personas durante ese tiempo, para despedirse del gran ídolo futbolístico del país. La catarsis llegó cuando el coche fúnebre sacó el féretro de aquel lugar para llevarlo al cementerio Jardín Bella Vista, donde El Pelusa descansaría definitivamente en paz. El recorrido del coche fúnebre fue interrumpido en numerosas ocasiones por la avalancha de personas que se lanzaban contra él, desconsoladas y casi sin creerse que aquello estuviera pasando. Las calles de Buenos Aires se engalanaron con los colores nacionales, con grandes pancartas y carteles con la imagen de Diego, para mostrar sus respetos en una despedida tan emotiva como desgarradora. Moría el hombre, nacía la leyenda.